Todo menos cualquier cosa

“No me gusta mantener cualquier cosa”.

Lee Keiper es un californiano del norte que está completamente obsesionado por el impulso de darle forma a cada aspecto de su vida con sus propias manos. Fue una obsesión que comenzó bajo la capota del motor de un VW Escarabajo del 57, aún antes de que legalmente pudiera sentarse detrás del volante para manejar.

En ese momento, muy sabio para su edad, Lee leyó un viejo manual de principio a fin sobre cómo reconstruir ese viejo pedazo de metal. Con la ayuda de su vecino, jugueteando con las válvulas y aprendiendo a través de los intentos y errores, la pasión de Lee comenzó. Un “Vehicólogo” nace.

Su pasión por la mecánica se extendió más allá de un auto viejo. Yendo de aquí para allá, Lee se convirtió en asistente en una tienda, trabajó en una refinería, estudió en la Academia de Arte, fue asistente de mecánico e incluso mecánico de botes; construyendo así un curriculum vitae que podría competir con la de Mike Rowe.

Su odisea en el mundo automovilístico realmente empezó cuando él compró un GTO del 66. Lee reparó la carrocería, le cambió la trasmisión y reconstruyó el motor completamente.

“Fue impecable. Con el corrí contra mi antiguo jefe en donde se guardan los botes. Lo llevé al Circuito de Barona varias veces, mi ex jefe tenía un Ford Fairlane del 66 que era increíble. Él era un caballero mayor y solía burlarse un poco de mi diciendo: “Qué pasó allá? Te estuve esperando en la meta”.

Independientemente de los resultados de la carrera, el cacharro viejo fue su primer amor. Pero, como muchos primeros amores, terminó con el corazón roto. Lee vendió el vehículo años después porque no tenía donde guardarlo. Fue el primer vehículo que él reconstruyó completamente y no sería el último.

Ahora, Lee es propietario de muchos autos: un Subaru 08 STI, modificado considerablemente, un Regreso al Futuro Toyota 4×4, una motocicleta BMW reconstruida en su totalidad y su proyecto más reciente: “Un caso intrépido”, una motocicleta 65 BSA Lightning.

En todas sus obras, él se considera un ingeniero con buen ojo para el diseño.

“La ingeniería es lo primero y lo más importante es que sea mecánicamente sólida antes que cualquier otra cosa, pero también me gusta hacer que las cosas luzcan bien. Usted puede tener un buen carro, pero si no funciona no tiene sentido. Trato de poner buena estética detrás de todo mi razonamiento y fabricación”.

Lee es experto laminando vehículos para restauraciones de alta gama, incluso haciéndolo para su propia colección. Su Subaru blanco perla fue laminado por él mismo.

No contento solo con los vehículos en sí, usted puede encontrar a Lee detrás de la cámara cuando no está detrás del volante. De hecho, la mayoría de las fotos en Le Pit Club son de su autoría. Al igual que sus habilidades para la mecánica y el diseño, Lee es autodidacta.

En cualquier pasatiempo, ya sea dándole llave a las tuercas o detrás de una cámara, crear es su objetivo e inevitablemente la inspiración es el resultado.

“Es algo común en todas estas cosas. Te entregan un gran enredo y lo desmantelas todo. Entoces lo pones en una forma que trabaje bien y así funcionará bien. Luego le agregas el toque artístico. No es cualquier cosa. Tiene tu personalidad reflejada en él”.

Por lo tanto, si te encuentras caminando por las calles del norte de California, mantente atento. Es posible que te encuentres con una pieza de arte magistral que sería la única en el mundo. Será un momento inusual en que estarás feliz de dejarle pasar un vehículo. Así que míralo, porque lo más probable es que no vuelvas a ver algo parecido. 

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